CONEJO PAVO LUCIÉRNAGA ÁGUILA RANA
Se notaba que era navidad, no sólo
porque los más mayores, ya medio borrachos, estaban cantando a gritos en el
salón la de “el conejo de la Loles” con panderetas y zambombas sino porque en
toda la casa olía a pavo asado. Los más pequeños andaban persiguiendo una
luciérnaga que se había colado del jardín y se había instalado entre las luces
del árbol de navidad y como había aprendido a apagarse y encenderse al mismo tiempo,
era complicadísimo encontrarla. Yo, por mi parte, estaba con los menos
borrachos demostrando que era un águila jugando a la rana. ¡Felices Pascuas!
Un besito pasquero para todos.
Pequi.