TELÉFONO SINCERIDAD TELEVISIÓN VERGÜENZA PRINCIPIO
Sólo había un teléfono en todo el
pueblo, el público controlado por una operadora que manejaba los mazos de cables
con gran soltura. Como había tormenta no se podía hablar porque la operadora
temía que un rayo pudiese caer en la centralita y electrocutarla. La sinceridad
a veces es peor que un rayo. Tampoco había televisión, lo del “teleclub” fue
algo posterior. Ni un vulgar bar. Viendo la tarde de tienda de campaña que nos
esperaba, me armé de gran valor y con algo de vergüenza, sobre todo al
principio, te dejé caer: “pues como no follemos…” ¡Y coló, oye!
(Relato para "Cinco Palabras" VOL. X SEGUNDO AÑO)
Un beso a todos.
Pequi.
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