HABITACIÓN NIÑO TRABAJO SUEÑO PAZ
Estabas al fondo de la habitación llorando
cuando llegué al orfanato así que saqué mis bolas rojas de esponja y las hice
desaparecer delante de tu naricita achatada, entonces sonreíste. No hay como
sacar la sonrisa a un niño que está llorando, da igual el trabajo que cueste.
Era la hora de dormir pero no tenías sueño. Tuve entonces que hacerte un par de
juegos de manos más, de esos que los niños relacionáis con la Magia verdadera y
que os llevan al lugar donde ésta se halla. Fue tal tu paz interior que
dormiste como un lirón. ¿Recuerdas Samai?
Besos y abrazos a todos.
Pequi.
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