CEÑIR ARRIBAR ARMONÍA APRECIO MISTERIO
Me iba a ceñir algo más
el cinturón, pero me di cuenta de que si no hacía sitio previamente no iba a
poder así que, ni corto ni perezoso, me tiré un cuesco que tronó en toda la
estación. Pues nada, ley de Murphy: ¡cuándo te tiras un pedo y huele, comienza a
arribar la gente de no se sabe dónde! Menos mal que al hacerlo con cierta
armonía con la llegada del propio tren, no se pudo saber bien quién fue y no
perdí el aprecio de los que al llegar me conocían y preguntaban: ¿y este olor?
¡¡Misterio!!
(Relato para
“Cinco Palabras” VOL. IV CUARTO AÑO)
Besos y abrazos.
Pequi.