MEDRAR MAJADERO PORTILLO OPORTUNIDAD QUICIO
Llevábamos cuatro meses con el negocio abierto y aquello no
arrancaba.
-Si queremos medrar, le dije a mi socio, se nos tiene que ver. ¡La gente no
sabe ni que existimos!
Así que ni corto ni perezoso, cogí un majadero de la caja de herramientas y me
lie a porrazos con el muro, abriendo un portillo nuevo en cada una de las
paredes.
-¿Y tú crees que cada agujero que has hecho es una nueva oportunidad de vender
algo?
-¡De verdad Ambrosio que me sacas de quicio! Espeté. Si sigue sin entrar nadie,
al menos que corra el aire, ¡joder!
(Relato para
“Cinco Palabras” VOL. V QUINTO AÑO)
Un abrazo amigos.
Pequi.
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