OJOS MANOS BRAZOS PIERNAS CABEZA
Fueron tus ojos negros, morena, los que me dieron
el primer setazo. Esas manos largas, suaves y delgadas acariciaban mi espalda
poniéndome la piel de gallina y provocándome escalofríos. Entonces no pude más,
te cogí en brazos y te llevé directa al catre. Desnudos en la penumbra y
besándote los pies se me hacían todavía más largas tus piernas, frescas,
sedosas… Besando, besando, llegué hasta donde tú ya sabes, metí la cabeza y no
la saqué hasta verte satisfecha. Después seguimos y seguimos sin parar una sola
noche durante meses… ¿Así como no me ibas a encandilar, mi Reina mora?
(Relato para
“Cinco Palabras” VOL. V QUINTO AÑO)
Abrazos.
Pequi.
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