martes, 18 de noviembre de 2014

Las debilidades de Alberto.

Si hay dos cosas que mi pelanillas, Alberto, no perdona nunca, eso son las galletas de cualquier tipo (es bastante más compulsivo en eso que el propio Triqui de barrio sésamo) y las salchichas. Mira que mi madre siempre me dijo que las salchichas no son lo mejor porque llevan restos de carne de todo tipo..., que son a la carne, como si dijeramos, lo que es la sopa de picadillo a los bares (sopa de sobras). Pero que le vamos a hacer. No hay quien pueda con él y con su amor a las salchichas y ha llegado a extremos ya de utilizar el radiador de aceite de casa de los abuelos para prepararse sus meriendas sin consultar con nadie..., y claro, con la rasca que hace en el pueblo, nos quita el radiador del dormitorio para dar rienda suelta a sus vicios y luego pasamos un frío por la noche que para que os cuento... ¡Vamos a tener que ponerle coto!

Un abrazo a todos.

Pequi.

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