domingo, 11 de enero de 2015

TELÉFONO SINCERIDAD TELEVISIÓN VERGÜENZA PRINCIPIO



Sólo había un teléfono en todo el pueblo, el público controlado por una operadora que manejaba los mazos de cables con gran soltura. Como había tormenta no se podía hablar porque la operadora temía que un rayo pudiese caer en la centralita y electrocutarla. La sinceridad a veces es peor que un rayo. Tampoco había televisión, lo del “teleclub” fue algo posterior. Ni un vulgar bar. Viendo la tarde de tienda de campaña que nos esperaba, me armé de gran valor y con algo de vergüenza, sobre todo al principio, te dejé caer: “pues como no follemos…” ¡Y coló, oye!

(Relato para "Cinco Palabras" VOL. X SEGUNDO AÑO)

Un beso a todos.

Pequi.


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