martes, 4 de agosto de 2009

Vamos a la playa, oh, oh, oh, oh, ooooh!

Hacía años que no pisaba la playa en el mes de agosto y menos aún en fin de semana..., juntas a los playeros de agosto y a los domingueros y te sale el cocktail perfecto para no volver ni a intentarlo en cinco años más. Si quieres bañarte tienes que sortear tal número de familias y toallas que terminas como si hubieses corrido los tres mil metros obstáculos y eso si no te acabas quemando las plantas de los pies con las colillas mal apagadas que los buenos fumadores medio entierran en la arena, que digo yo, si eres tan cerdo de medio enterrarlas, pues ya entiérralas del todo ¡joder!, que no las veamos..., si las gaviotas no las van a coger con el pico para echarlas a la papelera y en las playas de Graná no pueden pasar cribando la arena porque hay demasiadas piedras... Y si sales por la noche ya es el delirio, te codean, te patean y te llaman de todo si te atienden en la heladería antes de treinta minutos cuando había uno que no habías visto que llevaba treinta y uno, eso sí, no pidas la vez porque nadie tiene ni idea, solo tienes que grabar en tu mente las caras de los cincuenta y dos que hay en la tienda, para no colarte a nadie por error y basta... En fin, que no hay más que ver la foto que saqué desde el espigón.... Esperadme a partir de octubre, que se convierta en un pueblo "fantasma".

Besos y abrazos.

Pequi.

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