jueves, 28 de julio de 2016

LIBERTAD CREATIVIDAD AMOR DUENDE NAMASTÉ

Desde que quedó en libertad, el Llanero Solitario no hizo otra cosa que buscar la creatividad que había perdido en la prisión de Tucson, junto al amor de su vida. Rosalin, la rancherita de la que se había enamorado el Llanero desde la infancia era la que le dotaba de duende en sus actuaciones en los teatros de todo el mundo. ¡Para eso había quedado el antiguo justiciero! En su gira por India no paraba de inclinarse y decir “Namasté” a todas horas. Era la única palabra que había aprendido allí. Pero no necesitaba más, porque su espectáculo era mudo.

(Relato para “Cinco Palabras” VOL. IV CUARTO AÑO)

Besos a todos.

Pequi.

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