lunes, 1 de enero de 2007

¡Vida nueva!

Terminó, al fin, la campaña aceitunera y se le queda a uno una sensación extraña, se debate uno entre dos sentimientos encontrados: el grandísimo alivio de haber terminado y una especie de síndrome de no haber tenido suficiente, como de "¿y ahora qué?"..., parecido a cuando Titi veía caer fundido a uno de sus peones y aparecían el angelito a su derecha recomendándole que fuera humanitario y que le echara un cubo de agua fría, para refrescarlo, y a la izquierda el diablillo, que también le invitaba a echarle un cubo de agua fría, pero para que pudiera seguir cavando olivos. En fin, que no sé si alegrarme de que haya acabado la odisea aceitunera o si enrolarme en una cuadrilla y seguir cogiéndo aceituna hasta finales de enero. ¡Eh!, ¡Pequi!, déjate ya de gilipolleces e intenta disfrutar por lo menos de los Reyes... (¡¡Joder!! y eso ha sido el angelito...)



Feliz año nuevo.
Pequi.

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