¡Que viene la cigüeña!

Bienvenidos, Toñito y Laura al insondable mundo de los padres. Le había costado al tío y no era por lo del ostracismo Egipcio, no, era porque Toñito es como un ábaco viviente y hacía muchos años había echado las cuentas de lo que valía la crianza de un hijo y de a qué tenían que renunciar por ello, pero el tiempo, ¡ah el tiempo que cura todas las heridas y debilita todas las porras!, les ha llevado a la locura. Pues sí os digo una cosa, mis queridos Toñito y Laura, cuando empieza uno renuncia a los caprichos más exóticos, pero con los siguientes, tengo entendido, que se va renunciando a los más vanales y cada vez salen menos caros, porque hay gastos comunes que no se suman, en suma, que os animéis, ya que estáis, y tengáis cuatro o cinco, ¡joder!, que a los que más os cuesta arrancar sois los que más los disfrutáis.

Felicidades.
Pequi.