jueves, 1 de febrero de 2007

Cuenca es única

Alguno se va a descojonar vivo, pero si no he escrito más esta semana, es porque me he eslomao a trabajar durante toda ella, he tenido un martes y un miércoles (me acabo de acordar que el lunes no vine) de escándalo..., bueno Pequi, ¡no te acostumbres! En fin, que voy a empezar un nuevo apartado, homenajeando a las grandes y pequeñas ciudades de España. Al hablar el otro día de mi amigo Yerbas y al acordarme de Toñito (perdido en el ostracismo egipcio) no he podido menos que acordarme de esta magnífica ciudad castellano-manchega. Para lo chiquitilla que es, quizás sea una de las ciudades que más me ha encantado (será también por lo de la ciudad encantada, que no tiene desperdicio). Nunca me cansaría de pasear por su plaza mayor, su catedral gótica, sus callejas y de mirar sus casitas colgantes, sobre todo vistas desde el puente de San Pablo sobre el Huécar, que llega a ser un a experiencia bastante fuerte para los que padecemos de vértigo. Sus alrededores, la ya citada ciudad encantada y las hoces del Júcar no son menos enigmáticas. En fin, que el que no haya estado nunca en Cuenca, no tiene perdón de Dios, así que el que se de por aludido, que lo tenga muy en Cuenca y que prepare un viaje para este 2007.



Seguro que lo disfrutará.
Pequi.

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